15.6.18

"Tuve la corazonada entonces de que nadie se había parado a regalarle algún capricho, no material, sino emocional. Y Sofía tenia derecho a soñar con volar o con lo que le diera la gana. Y si para ella era importante que alguien la recogiera después del trabajo, lo haría. Y apoyado en la pared, junto a la puerta, la esperaba hasta ver como su sonrisa atravesaba todos los cristales de Madrid, haciéndolos estallar antes de enganchar su brazo al mio y andar a casa."